La semana pasada he recorrido el kilómetro de oro de Madrid (el Prado , el Thyssen y el Reina Sofía) así que estoy abrumado, no solo por las colas y el tráfico del paseo del Prado, sino por el A R T E. Desde la escultura romana hasta Antoni Tapies o Garcia AliX. Detrás de cada obra se ve el mundo de cada artista y todas son la crónica de nuestro mundo occidental. Pero hay una cosa interesante: el tiempo. Desde la escultura romana (perfecta) hasta, por ejemplo, El Descendimiento de la Cruz de Roger van der Weyden (1436) no hay (casi) ninguna obra: 1500 años de silencio. Parece que los artistas habían olvidado su arte. Es cierto que hay muchas obras pintadas en las iglesias medievales o iluminando los misales pero son sorprendentemente toscas aunque valiosas por su antigüedad. Son creaciones de maestros venerables pero que parecen torpes aprendices si se comparan con Durero, el Bosco o Leonardo da Vinci (s. XVI). Aún tienen que pasar casi trescientos años mas hasta las pinturas negras de Goya. Pero ya solo tiene que pasar 100 años para Julio González o Picaso. Los físicos lo llaman movimiento uniformemente acelerado.
La moraleja es que me encanta el siglo XXI. Antes, cada artista tenía que inventar toda la pintura a lo largo de su vida y a veces no le daba tiempo. Si quería ver la obra de otro artista tenía que recorrer miles de kilómetros. Cualquier idea tardaba décadas en ir de un país a otro. Heron de Alejandría construye la primera máquina de vapor en el año 70. Mil seiscientos años después Thomas Saveri la patenta en otra configuración. Un apagón de 1600 años: como si los sabios hubieran olvidado su sabiduría. Aún tendrán que pasar cien años mas hasta que se construya una máquina de vapor en España. Hoy es todo lo contrario porque la tecnología de las comunicaciones permite que cada idea sea sembrada en todo el mundo en pocos minutos. Por eso los blogs son buenos, esa es su riqueza y yo estoy de acuerdo con Vicente Verdú.
2 comentarios:
La semana pasada he recorrido el kilómetro de oro de Madrid (el Prado , el Thyssen y el Reina Sofía) así que estoy abrumado, no solo por las colas y el tráfico del paseo del Prado, sino por el A R T E. Desde la escultura romana hasta Antoni Tapies o Garcia AliX. Detrás de cada obra se ve el mundo de cada artista y todas son la crónica de nuestro mundo occidental. Pero hay una cosa interesante: el tiempo. Desde la escultura romana (perfecta) hasta, por ejemplo, El Descendimiento de la Cruz de Roger van der Weyden (1436) no hay (casi) ninguna obra: 1500 años de silencio. Parece que los artistas habían olvidado su arte. Es cierto que hay muchas obras pintadas en las iglesias medievales o iluminando los misales pero son sorprendentemente toscas aunque valiosas por su antigüedad. Son creaciones de maestros venerables pero que parecen torpes aprendices si se comparan con Durero, el Bosco o Leonardo da Vinci (s. XVI). Aún tienen que pasar casi trescientos años mas hasta las pinturas negras de Goya. Pero ya solo tiene que pasar 100 años para Julio González o Picaso. Los físicos lo llaman movimiento uniformemente acelerado.
La moraleja es que me encanta el siglo XXI. Antes, cada artista tenía que inventar toda la pintura a lo largo de su vida y a veces no le daba tiempo. Si quería ver la obra de otro artista tenía que recorrer miles de kilómetros. Cualquier idea tardaba décadas en ir de un país a otro. Heron de Alejandría construye la primera máquina de vapor en el año 70. Mil seiscientos años después Thomas Saveri la patenta en otra configuración. Un apagón de 1600 años: como si los sabios hubieran olvidado su sabiduría. Aún tendrán que pasar cien años mas hasta que se construya una máquina de vapor en España. Hoy es todo lo contrario porque la tecnología de las comunicaciones permite que cada idea sea sembrada en todo el mundo en pocos minutos. Por eso los blogs son buenos, esa es su riqueza y yo estoy de acuerdo con Vicente Verdú.
Chet.
http://es.youtube.com/watch?v=QrRZB-SeDfQ
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